Tuesday, June 01, 2010

Etapas del Buscador Espiritual
"Yo no busco, el encuentro" Picasso
(Emilio J Gómez es profesor de Yoga y Meditación "Silencio Interior" http://www.silenciointeror.net/)

Sed de autenticidad
El proceso de búsqueda espiritual puede nacer en forma de un anhelo de autenticidad, de equilibrio, armonía y plenitud. Es decir, de verdad, de esa verdad que todo ser humano presiente en su interior, pero que, debido al proceso de proyección hacia el exterior e identificación con la imagen obtenida, suele terminar buscando fuera de sí mismo.

También es posible que esa sed de lo Real surja como fruto de un despertar abrupto a un estado superior de conciencia. O, simplemente, por un cierto desencanto con el mundo material. Sea como fuere, ocurre que en un momento concreto de la vida aparece la necesidad de buscar ese algo que pueda conceder sentido a la existencia.

Sean cuales fueren las causas que provoquen el inicio de la búsqueda de lo trascendente, el deseo por comprender quienes somos, de dónde venimos y a dónde vamos, si es que vamos a alguna parte y si todo ésto que denominamos vida, tiene algún sentido que la razón y la lógica puedan comprender, van a despertar la necesidad de traspasar los parámetros habituales en que el ser humano vive ... y muere, de forma habitual.

Primera etapa: La Búsqueda
Este anhelo de comprensión será el inicio de la primera etapa del Buscador de la verdad. Así es como se iniciará el periplo de la búsqueda del auto-conocimiento.
Pero, ¿dónde comenzar a buscar? ¿Cómo? ¿Con quién? Uno se siente muy solo en los primeros compases de esta hermosa sinfonía interior que apenas si comienza a sonar.

Los sistemas de creencias y el amplio mercado de la "Nueva Era" vendrán al rescate. En estos primeros pasos, el Buscador se sumergirá en lecturas de libros y artículos y, muy posiblemente, en prácticas que irán rellenando lagunas y haciéndole comprender un buen número de dudas.

Será en estas primeras incursiones donde aparezcan las primeras conferencias, talleres y seminarios, los primeros fines de semana de convivencia ... El encuentro con otros buscadores siempre es aleccionador y estimulante, pues, entre otras cosas, uno descubre que no está tan solo en el viaje.

Al calor de todas estas experiencias, se le despertarán nuevas inquietudes antes ni imaginadas y con todo ello, una nueva forma de vida surgirá, creando un nuevo estilo de vivir.

Riesgos de la primera etapa
Con este nuevo estilo de vida surgirán también los riesgos que conlleva el convertirse en un "Buscador".
Pero, ¿cómo es posible que en el proceso de búsqueda de lo superior, de lo auténtico, de la divinidad, de Dios, puedan existir riesgos? Los hay. Está latente el riesgo de arroparse con una nueva máscara: la personalidad del "Buscador de la verdad" y con ello, perderse en la propia búsqueda.

El viajero en busca del espíritu comienza a navegar por nuevos mares y descubre la existencia de una infinitud de playas y calas que antes desconocía. La mente querrá bañarse en todas. De aquí, a comenzar a crear un currículum espiritual la distancia es mínima.

Un nuevo libro, una nueva dieta, un nuevo maestro, una nueva técnica, un nuevo taller, un seminario con ... , un nuevo DVD, alguien que viene a dar una conferencia, un nuevo seminario de ... , una nueva terapia, otra nueva terapia, un terapeuta diferente, más libros, más DVDs, más maestros, más dietas, más técnicas, más conferencias, más talleres, más seminarios, más terapias, más, más, más ...

Al final, lo que viene a ocurrir es que olvidamos aquel sentimiento que un día nos puso en el camino del autoconocimiento. Nos habremos perdido en la misma búsqueda. Eso sí, a cambio nos hemos convertido en toda una personalidad erudita al respecto, con toda una pared abigarrada de libros y otra de certificados de asistencia a un buen montón de cursos, talleres y seminarios que lo único que harán será engordar, aún más, nuestro bien cebado ego que un día descubrió todo un filón al encontrar la posibilidad de arroparse con el disfraz de "Buscador de la verdad". Lo que en un principio fue un aliciente, terminó convertido en una máscara más.

Segunda etapa: El Compromiso
Desde estas líneas, nos atrevemos a sugerir extremar las precauciones con este tipo de consecuencias que, lamentablemente, es demasiado generalizado. La mente extiende su sedal cargada de anzuelos y queda enganchada a todo lo que encuentra en su camino. Ciertamente, se hace necesario una incursión por toda la extensa gama de ofertas existente en el "mercado espiritual", pero siempre hay que ir con el discernimiento, que se usará como herramienta primordial.

De entre toda la oferta que encontraremos, estamos convencidos de que existe una práctica y/o técnica, que será la adecuada a nuestro carácter y personalidad. ¿Cómo saber que es ésa la nuestra, y no otra? Sencillo: Porque algo resuena en el interior. Es como cuando te enamoras: lo sientes dentro de ti. No hay lugar a la duda. Aún así, es más que recomendable practicar durante un periodo prudente. De tres a seis meses de práctica continuada nos dará el baremo correcto para saber si es "la nuestra", o no. Es como un noviazgo. Un noviazgo es un proceso durante el cual uno pone a prueba al otro, y a sí mismo, antes de comprometerse a algo más.

El compromiso con una práctica espiritual es la señal de identidad de haber superado la primera Etapa. Sin embargo, la idea del compromiso suele asustar a la mente que con ello, teme una posible pérdida de libertad. Nada más alejado de la realidad. Sólo gracias al compromiso -bien sea con una práctica, con una persona o con un proyecto-, es posible obtener lo beneficios que pudieran derivarse de nuestra elección. El compromiso es una necesidad primordial para todo aquel que realmente quiera profundizar en la propia realidad que es.

Riesgos de la segunda etapa
Al comprometerse con una práctica, el Buscador profundizará en sí mismo y será inevitable obtener ciertas experiencias reveladoras o la aparición de ciertos poderes psíquicos. Ello es algo completamente natural cuando se orada el camino hacia el mundo interior. Sin embargo, podría surgir el apego a tales experiencias de carácter místico, luchando por volver a obtenerlas. O también, el deseo de ampliar la gama de poderes psíquicos, en vez de continuar el viaje hasta la cumbre.

Si esto sucediera, nuevamente nos habríamos extraviado en la búsqueda.
Quizás, y gracias al compromiso, nuestra búsqueda no sea entre las diferentes ramas del árbol del conocimiento. Sin embargo, el extravío ha sucedido en nuestro interior debido al apego, natural por otro lado, a las experiencias transformadoras y a la sensación de poder que concede la aparición de poderes psíquicos.

Otro de los riesgos comunes en esta segunda etapa es la de perderse con las diferentes -y muchas veces fascinantes técnicas nuestra propia práctica nos pueda ofrecer. En este caso, hay que recordar que las técnicas son un medio y nunca un fin. Se puede llegar a coleccionar técnicas como el que colecciona sellos.
Una vez más, hay que discernir y no olvidar el Amor por lo auténtico que un día nos hizo buscar lo trascendente. Es inevitable que, si se continúa el compromiso con una práctica, se obtengan resultados positivos. No basta con leer libros, ni con ir a conferencias ó participar en seminarios. Si se desea evolucionar, progresar, avanzar, es imprescindible el compromiso personal.

Tal compromiso es lo que nos llevará a la cumbre de la comprensión. ¿Cuántos caminos hay? Infinitos, tantos como seres humanos. Cada cual tiene el suyo propio; y así debe de ser. El sendero del autoconocimiento es igual que para subir a una montaña: existen infinitos caminos, aunque la cumbre sea sólo una.

Tercera etapa: La Entrega

La primera etapa fue de búsqueda y la segunda de compromiso. Ahora, gracias a esa práctica comprometida, se ha logrado conectar con la dimensión que trasciende nuestra realidad cotidiana. Esa misma que la mente traduce como "superior" porque escapa a los parámetros de su propia comprensión.

El "Buscador" se ha convertido en "Encontrador". Se ha metamorfoseado desde oruga, para convertirse en mariposa. Para ello, ha tenido que dejar atrás el fardo de la intelectualidad y el razonamiento, también las emociones y el pasado, así como expectativas de futuro para someterse a un riguroso y continuo presente donde la luz de la consciencia brilla constantemente con toda su pureza. Es en el aquí y ahora donde se abre una fisura para que lo Real aparezca como lo que es: algo completamente natural. Lo más natural.

La realidad es exterior, es lo que vemos y percibimos, es e! mundo tal como lo experimentamos, o creamos con nuestras creencias. Sin embargo, lo Real es lo que nos permite percibir esa realidad.

Esta etapa es la consecuencia final de un anhelo de autenticidad. Aquí, e! viajero de! espíritu se ha encontrado con e! Amado y se ha rendido ante Él.

Peligros de la Tercera Etapa

Si las primeras etapas han estado marcadas por un profundo Amor a la verdad, e! posible peligro de entregarse a tal verdad es por completo inexistente. Al contrario, lo único que ahí aparece es un gozo profundo, una infinita alegría por experimentar la común-unión con e! Universo entero. Esta entrega es algo íntimo y personal que no hay que confundir con la posible entrega a una organización -sea la que sea- ni tampoco representaría ninguna renuncia a nada material. La auténtica renuncia es interior, no exterior. Entregarse es despojarse de! ego y renunciar a la personalidad para disolverse en e! Ser.

La entrega y la renuncia deben de ir acompañadas de clara comprensión. La comprensión es e! principio activo de la libertad. Sin comprensión no puede existir libertad, ni liberación.
Una renuncia sin comprensión por la vía de la experiencia, puede ser una expresión más de! ego. Por lo tanto, no siempre la renuncia material es sinónimo de verdadero avance en e! camino espiritual.

La entrega verdadera es un acto íntimo, profundamente íntimo, además de inevitable. Cuando se tiene la experiencia de! Ser, uno no puede evitar entregarse y renunciar al ego y la personalidad, para que sea e! Ser quien haga a través suyo. Las dudas han desaparecido.
Cuando se encuentra e! estado de Conciencia que está más allá de la mente, la consciencia' individual queda diluida en la Conciencia universal y se mora por siempre en e! Ser.

Se comprende que entre e! Ser y e! buscador nunca ha habido diferencias ni separación. Que siempre ha sido, es y será su auténtica y verdadera naturaleza. Por propia experiencia, se comprende que aquel buscador que iniciara años atrás la búsqueda es, precisamente, lo buscado.

Un estado de sublime paz y felicidad aparecen en ese instante y pasarán a convertirse en una presencia permanente.


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